TEMAS ORIHUELA (3)

 

 

EL ORGULLO DE SER ORIOLANO

 

    Orihuela, “Orihuelica del Señor”, con este sobrenombre se la conoce en algunos lugares, y no es para menos si tenemos en cuenta que la ciudad alberga una treintena de campanarios. Será por ello que a los oriolanos, algunos mal intencionados, nos llaman despectivamente “hijos de curas y de frailes”.

    Es cierto que la ciudad de Orihuela es sede episcopal desde que fue creada en 1564, cumpliéndose así un largo anhelo de los oriolanos. También lo es que, desde 1742 que lo mandara construir el obispo D. Juan Elías Gómez de Terán alberga un magnífico seminario diocesano en el Monte de San Miguel.  Todo esto nos ha dado fama de “fabricar” curas.  En los tiempos seculares que hoy nos toca vivir nada nos debe sorprender; Orihuela, hoy y siempre, ha sido y será un pueblo religioso, solidario con los más necesitados, respetuoso con las otras creencias, hospitalario y orgulloso de sus costumbres que arrancan desde tiempos ancestrales; pero también nos ha dado justo renombre por ser uno de los pueblos de la Comunidad Valenciana más cultos y con más historia, ahí están para corroborarlo los monumentos nacionales que la adornan, sus museos, sus palacios, sus iglesias, su Teatro Circo…

     Tampoco debemos olvidar la categoría que Orihuela tiene en la celebración de la Semana Santa. Al contrario de otras ciudades donde se limitan a sacar sus pasos a la calle en los días más señalados de la Semana de Pasión, en Orihuela comienza prácticamente con el inicio de la Cuaresma. Son múltiples los actos religioso—culturales que se llevan a cabo durante este tiempo litúrgico. Los dos grupos de los Cantores de la Pasión hacen su aparición en las noches oriolanas anunciando con sus voces hasta el último rincón de la ciudad la llegada de la Semana Grande. Los tambores empiezan a afinarse y las cornetas y clarines se sacan de los armarios para ponerlas a punto. Las bocinas  “gemelas” se empiezan a escuchar y las vestas de  los miles de nazarenos que componen las diferentes cofradías y hermandades se preparan para lucir mejor el multicolor de sus tejidos de seda o terciopelo los días que les corresponde desfilar.

   Las múltiples cofradías, hermandades y mayordomías que integran la Semana Santa oriolana sacan a la calle, dentro de un orden casi cronológico, sus esculturas de autores importantísimos, entre los que se encuentran: Salzillo, Coullaut Valera, Sánchez Lozano, Ribera Girona, Nicolás de Bussi, Enrique Galarza, Enrique Farinós, Quintín de Torre, José Séiquer y otros.

    Dentro de la singularidad que tiene la Semana Santa oriolana, cabe destacar el paso de la Cruz de los Labradores o “Diablesa”,  sobradamente conocido por mis coterráneos por ser el único que no puede entrar en lugar sagrado; así como la figura del Caballero Cubierto, nombramiento anual que realiza el Ayuntamiento de la ciudad y que recae en una persona de  reconocido prestigio y méritos, preferentemente vinculado de alguna manera a la ciudad de Orihuela. Tiene el privilegio de atravesar el interior de la catedral sin destocarse durante la procesión del Santo Entierro del Sábado Santo; prerrogativa concedida mediante bula papal del siglo XVII.

    La Semana Santa oriolana fue declarada de Interés Turístico Nacional en 1989. En la actualidad se está a la espera de la declaración de Interés Turístico Internacional, algo que los oriolanos esperamos con ansia.

   Pero no sólo saben los oriolanos de ahora y de antes sacar sus santos a la calle. Son  muchos los que han destacado en el campo de las letras, las ciencias, la política y la religión: El universal poeta, escritor y dramaturgo Miguel Hernández Gilabert,  que tanto bebió de las fuentes religiosas para su formación, cuya obra literaria está considerada como una de las más importantes a nivel mundial. El pintor Joaquín Agrasot, el cardenal Desprades (primer Nuncio apostólico), Trinitario Ruiz Capdepón que en varias ocasiones se responsabilizó de los ministerios de Gracia y Justicia y de Gobernación y Ultramar, siendo fundador del organismo público de Correos, refrendó y promulgó siendo ministro de Gracia y Justicia la Ley de Sufragio Universal el 26 de junio de 1890. Y tantos otros ilustres hijos de Orihuela cuya lista seria interminable. Pero para los oriolanos tiene una especial relevancia la figura de D. Fernando de Loazes por el legado  que dejó en la ciudad con la fundación del Colegio de Santo Domingo, histórica universidad literaria, hoy colegio diocesano y monumento nacional.

   D. Fernando de Loazes nace en la calle Meca de Orihuela en 1497, hijo del médico Rodrigo Loazes y Togores e Isabel Pérez de Albillo. Fernando fue el 5º hijo, sus hermanos mayores: Beatriz, Isabel, Juan y Pedro. El bisabuelo procedía de Lugo y se estableció en Orihuela allá por el 1440.

   Al parecer, Loazes tomó estado sacerdotal en tres días por el obispo de Tortosa D. Jerónimo de Requesens, que recibió el orden del presbiterado.

   Fue nombrado obispo de Elna (diócesis francesa sufragánea de Carbona, que entonces abarcaba el territorio perteneciente al Reino de Aragón)  el 5 de mayo de 1542. Un año después fue nombrado por el Emperador Carlos V obispo de Lérida y Visitador de los Tribunales del Principado de Cataluña y de los Condados de  El Rosellón y La Cerdeña.

   El Papa Julio III, el 28 de abril de 1553, le nombra obispo de Tortosa. Por entonces ordenaría  la construcción del Colegio de Santo Domingo en Orihuela, la gran proeza de Loazes.

   El 26 de abril de 1560, el Papa Pío IV le nombra arzobispo de Tarragona.

   El Papa Pío V, eleva a D. Fernando de Loazes a las más altas dignidades eclesiásticas, nombrándole Patriarca de Antioquia el 15 de febrero de 1566 y le destina más cerca de su pueblo natal, nombrándole Arzobispo de Valencia el 28 de abril de 1567. Aún no había ocupado este cargo un año cuando fallecía el 29 de febrero de 1568, a los 70 años de edad.

   Fue enterrado en el Colegio de Santo Domingo de Orihuela, su obra creadora, donde fue trasladado a hombros desde Valencia. Sus restos mortales descansan actualmente en la iglesia de dicho centro monumental.

   Orihuela también sirvió de fuente de inspiración del gran escritor Gabriel Miró, en sus magníficas obras literarias “Nuestro Padre San Daniel” y “El Obispo Leproso”.

   Pero Orihuela, si bien es verdad que ha estado sumida en un largo letargo, a partir de los años 70 comenzó a desperezarse, el boom de la construcción que se expandió por toda España no dejó impasible a nuestra “Orihuelica”; se amplió el perímetro de la ciudad configurándose  nuevos barrios. Nuevas empresas y servicios proliferaron; el cauce del río Segura fue canalizado a su paso por la población, evitándose con ello las frecuentes inundaciones que se padecían antaño, ganándose nuevos espacios verdes para el centro de la localidad. Se edificaron nuevos puentes que facilitaron las comunicaciones entre las dos partes de la población. Los oriolanos participaban en política y nuevos proyectos se hacían realidad.

   Las fiestas de la Reconquista empezaron a acrecentarse, el famoso día del Pájaro que en tiempos pretéritos quedaba limitado a un simple acto institucional el 17 de julio por parte del Ayuntamiento;  al principio de los 70 fue engrandecido con la instauración de los Moros y Cristianos. La figura de la Armengola, heroína  que cuenta la tradición que liberó a Orihuela del dominio sarraceno, hoy sirve su nombre para denominar todos los años a la Reina de las Fiestas de la Reconquista que se celebran con gran esplendor; pero… ¿quién era la Armengola? Cuenta la leyenda que la Armengola (llamada así por ser la esposa de Pedro Armengol), su verdadero nombre era Hermenegilda-Eugenia, nodriza de Abdella Zelino, uno de los hijos del alcaide moro del castillo, su nombre Aben-Mohor. Llega a sus oídos la noticia de que se está organizando una masacre a los cristianos del Arrabal Roig (llamado hoy barrio del  Rabaloche), la Armengola solicita autorización para subir a la fortaleza a sus tres hijas y salvarlas de la cruel matanza que se prepara. La Armengola, en lugar de llevar con ella a sus hijas vistió de mujer a tres fornidos lugareños por nombre Garula, Mabinio y  Eulogiano,  escondiendo éstos en sus vestidos largos cuchillos, al pasar por los puestos de centinela iban degollándolos, llegan a matar al mismo alcaide moro y a su familia tomando así la fortaleza.

   Durante su ascenso al castillo ven en el firmamento dos luceros, uno se posa sobre el Arrabal Roig, y otro sobre el castillo. Ellos interpretan que eran las santas Justa y Rufina, mártires sevillanas que colaboraban en la liberación confundiendo a los sin fe.

   Esas dos luminarias se ponen ahora en la parte más alta de las ruinas del castillo durante las fiestas de La Reconquista.

   La Enseña oriolana que es coronada por el Pájaro Oriol, (pájaro que representa una oropéndola),  tiene el privilegio de no inclinarse ante nada ni nadie,  excepto ante Dios y el Rey.

   Orihuela no sólo es historia y arte, también es modernidad, sus 24 pedanías que suman más de 46.000 habitantes que trabajan día a día por mejorar y engrandecer su tierra;  sus 23 Km. de costa con excelentes playas, calas y acantilados, en seis parajes paradisíacos: Punta Prima, Playa Flamenca, Cabo Roig, La Zenia, Campoamor y Mil Palmeras, hacen de Orihuela una de las ciudades más completas de España, donde se conjugan la historia, la tradición, el arte y la cultura en general con la modernidad: el ocio, el deporte, las vacaciones de playa etcétera.

   No debemos olvidar que aparte de las ilustres personalidades que ya hemos mencionado hay oriolanos de a pie que también han sido célebres y han hecho patria por sus méritos personales en  distintas facetas. Tal es el caso del ciclista Bernardo Ruiz,  de fama internacional, fue el primer español en subir al podio del Tour de Francia, cosechando igualmente éxitos importantes en la vuelta a España y en el Giro de Italia.

   El cantante lírico Pedro Sánchez Terol, conocido internacionalmente con su nombre artístico de Pedro Terol, que engrandeció la zarzuela española con sus interpretaciones en teatro, cine y televisión.

   El cantante de canción española Pepe Baldó, que tras triunfar en España en giras teatrales y haber realizado numerosas grabaciones discográficas tuvo un éxito extraordinario en Méjico donde permaneció durante casi toda su carrera artística.

   El futbolista Bienvenido López Riquelme, conocido como “Riquelme”, militó durante muchos años en el Sevilla C.F., vistiendo la camiseta de internacional en varias ocasiones.

   El futbolista Ramón Navarro López, conocido en el mundo deportivo como “Ramón”. Fue destacado jugador del Hércules de Alicante, conduciendo a este equipo a la primera división; vistió la camiseta internacional. Una lesión cardiaca frustró su fichaje por el Atlético de Madrid.

   Carolina Pascual, medalla de plata de gimnasia rítmica en las Olimpiadas de Barcelona-92.

   Y muchos otros que por olvido involuntario puedo dejar fuera de esta lista.

   En Orihuela, hoy como antes, se palpa la cultura, son muchos los oriolanos con inquietudes poéticas y literarias, muchas las publicaciones impresas y digitales, varias las emisoras de radio y  las cadenas de televisión, pues no se le da la espalda a las nuevas tecnologías incorporándolas a la vida cotidiana de sus ciudadanos.

   Creo, en fin, que los que hemos tenido el privilegio de nacer y vivir a los pies de la Cruz de la Muela, nos sentimos muy orgullosos y no cambiaríamos nuestro “título” de oriolanos por nada del mundo.

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